Un Brillante Peregrino.

El post de hoy se lo dedicaré al mayor maestro que tuve el placer de conocer en persona.

Llegaba a dar clases los viernes, en las ultimas dos horas. Con su melena (blanca de canas) revuelta, pantalones rayados y un buen monton de bolsas, rollos y libros bajo el brazo.

Era profesor, y de vocación. Con gracia y originalidad nos enseñaba su pasión: la historia del arte. Y nso hacia plasmar en lienzos o papel diferentes expresiones artisticas.

Dadaísmo

Era también, tal vez sin quererlo, maestro.

Muchas eran las veces en las cuales, al quedar tiempo libre de las clases, nos contaba cosas de su vida, llevaba cd´s con sus canciones grabadas por el mismo. Pinturas de su autoría. Nos contaba como había cumplido tal o cuál sueño, con tanta simpleza en sus palabras y tanta ilusión en los ojos, que a uno daban verdaderas ganas de llegar a cumplir los propios.

La penúltima clase que tuve con el, nos repartió mandalas que teniamos que pintar a gusto (adjunto imagen de la mandala, para que se ilustren) y nos explicaba el significado del color que habiamos escogido.

Al terminar la clase, cuando todos se habian ido, me acerque para que interpretara la mía.

Mandala

Lo que siguió fue una de las charlas más reconfortantes de mi vida. Me explico (sin conocerla de antemano) mi relación conflictiva con mi padre, y lo que podia hacer para superarla.

Me consedio ese dia el don de la superación el del perdón.

Ese día aprendí a vivir con más calma en mi interior.

Nacieron nuevos sueños. Renuncié a feroces métodos para acortar mi existencia.

En el curso de media hora fue más padre para mi que aquel que me había dado la vida.

Sí no vuelvo a verlo, quiero que al menos alguien en algún lugar, sepa que existe un hombre llamado Bernardo Peregrina. 

Y que es el mejor hombre del mundo.