-¡Abuelo, cuentanos otra vez!
Don Juan resopló con cansancio, pero más que nada, con nostalgia.
Elevó los ojos a la cupula translucida que cubria su mundo, y la atravezó a fuerza de anhelo y desesperanza. La Tierra, (¡oh, amada Tierra!), cobriza, asolada por tormentas color oro. El desierto. El abandono.
Treinta años hacia ya de la huida de los últimos de su especie, de su propia huida. Cohete, transbordador, y adiós al suelo eterno que daba calma a sus pies.
La Luna, pensaba, no podia llamarse hogar. A pesar de las cupulas inundadas del fresco y vital oxigeno, a pesar de las granjas lecheras y los carteles luminosos, a pesar de los túneles subterraneos que lo comunicaban con los vecinos. No, no podia llamarse hogar.
Aún asi, era el hogar de Clara y Marcos. Era el hogar de sus nietos, que nunca conocerian un cielo limpido y azul, o las frescas olas del mar arremolinandose en torno a sus tobillos.
Era el hogar de los cuatro ojos anhelantes que solo veian oscuridad al elevar los ojos, pero que parecían ver a traves de él tierras remotas a la que la Humanidad jamás volveria.
Y el era, por supuesto, su abuelo, y oficial contador de historias.
-¿Donde quedamos la otra vez? Ah si, la selva...
Uf, da miedo este texto, espero que lo que narras no suceda nunca. Al menos, no me gustaría verlo.
ResponderEliminarBesos desde mi mar,
Gracias Yashira! No temas, solo es parte de mi fanátismo por la ciencia ficción que quiere ver la luz del dia.
EliminarGracias por tu visita, besos!
Ayelen felicitaciones por la imaginación, pero que siga siendo ciencia ficción
ResponderEliminarUn abrazo
Lo seguirá siendo... Por ahora B)
EliminarGracias pos tu visita Lapislazuli!
Qué interesante. Desde luego nunca sería lo mismo en otro lugar. UN beso.
ResponderEliminarMe alegra que asi te pareciera, y gracias por tu opinion susana, un abrazo grande!
EliminarAdorable contador de historias. Escribes ¡hermoso! Ayelén... Porque lo haces desde el corazón.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Sara! Asi trato de hacerlo siempre, encantada de que te haya gustado, un beso enorme!
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