El nombre de esta entrada corresponde a un libro que lei cuando era niña. E ilustra perfectamente (al menos, en mi opinón) la magia invisible de la niñez.
La epoca en la que uno era inmensamente inocente, ingenuo, tierno o como quieran llamarle. Pero a la vez, al época en la que uno lo atesoraba TODO.
¡Vaya que hice un buen trabajo!
Refrescando aquellos recuerdos, pude encontrarme con toda nitidez, con aquellos personajes que me encontraba en el camino al jardin de infantes: el loro que discutia con mi hermano al pasar; el cachorro color canela que lamia mis manos cuando las pasaba por su verja; el vendedor de juguitos helados,el mismo que en invierno vendia cafe en el tren, al canto de :
"Calentito calentito para usted
calentito calentito esta el café"
¡El ofendimiento que invadio cuando mi hermana mayor se rio de mi familia hecha de palitos!
Los llantos del primer día, el patito de goma que me robe del baúl del recreo...
Todo esta intacto.
Y la calesita, por supuesto, que en aquella epoca (y creo que aún) giraba al son de Maria Elena Walsh
Una buena forma de mantenerse vivo es resucitar también al niño que fuimos.
Hola Ayelen.
ResponderEliminarBueno…por lo que veo soy tu primer seguidor. Gracias por darte una vuelta por mi blog.
Me encanta tu forma de escribir, me gusta tu simpleza, no cambies.
Seguiré por aquí leyéndote. Un fuerte y cálido abrazo…chau
Un gusto que et hayas dado y una vuelta y tomado el tiempo de leer Carlos, un gran abrazo!
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